domingo, 9 de octubre de 2011
¿QUE SON LOS ESTIGMAS?
Los estigmas más frecuentes son las lesiones son: las cinco llagas,las perforaciones de los pies y manos y la herida de la lanza que recibió Jesus en la cruz.
Francesco Forgione, conocido como el padre Pío, fue un enigma viviente para médicos y especialistas hasta su muerte en 1968. Ingresó a los quince años en un monasterio y hacia el año 1915 sufrió una experiencia que marcó su vida. Tuvo una visión de Cristo mientras se encontraba arrodillado en un banco de la iglesia donde acababa de decir misa. Difícilmente pudo explicar su vivencia: "Sentí como si me fuera a morir... La visión se desvaneció y advertí que mis manos, pies y costado estaban perforados y sangrando profusamente". Intentó ocultar sus heridas, pero fue inútil. Los responsables del monasterio le pusieron bajo la tutela de diferentes autoridades médicas que estudiaron de cerca las heridas. De modo prácticamente unánime, reconocieron que éstas atravesaban completamente sus manos, despedían un aroma agradable y ningún tratamiento había sido útil para curarlas. No tenían explicación alguna para el suceso. Además, el hermano Francesco sufría terribles hipertermias, elevadas subidas de temperatura que hacían romperse los termómetros clínicos. Diferentes manifestaciones paranormales se producían en torno a su persona: bilocación, sanación, don de profecía y una extraña capacidad para leer el pensamiento ajeno. Uno de los informes médicos manifiesta el estupor de los doctores: "He examinado al padre Pío en cinco ocasiones a lo largo de quince meses y, aunque a veces he notado algunas modificaciones en las lesiones, no he conseguido clasificarlas en ningún orden clínico conocido... Creo que incluso se podría ver cualquier objeto o leer un texto colocado al otro lado de su mano". Francesco Forgione, el padre Pío, constituye, tanto desde el punto de vista místico como parapsicológico y médico, un misterio incómodo y desconcertante para la ciencia. Pero no ha sido, ni es, el único. San Francisco de Asís pasa por ser el primer estigmatizado de la historia. En medio de una intensa visión, el santo contempló la imagen de un serafín representando a Cristo crucificado. Mientras lo extraño del hecho turbaba su corazón, empezaron a aparecer en sus manos y pies las marcas de los clavos que poco antes viera en el crucificado que había aparecido ante él.
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